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Susana botana visto por Fernando Ivorra
Piedra y Antigüedad
La obra de Susana Botana surge de la necesidad de tocar la materia, de construir a través de la porosidad.
Esa misma porosidad latente en la materia, que es reafirmada por la geología y los accidentes naturales que componen los materiales. Con cada una de sus obras plantea un problema espacial que trata de resolver con la ayuda del material, según las características o propiedades del mismo, construyendo un diálogo a través de las texturas que enriquecen con su función narrativa, su sentido primario y su condición de forma que ocupa un espacio.
Su mirada artística se construye a partir de esquematizar líneas con una evidente evolución del naturalismo hacía la abstracción. La depuración de planos y líneas, el valor de la masa imponente sobre el detalle y la claridad que ofrecen sus composiciones son un rasgo estético en muchas de sus obras. Estas se inspiran en un primitivismo que trata de ocultarse a través de la evocación de los rasgos intemporales de los modelos griegos, de una apariencia de dignidad íntimamente relacionada con el volumen y el vacío.
Formas orgánicas que dialogan con la materia prima, su composición y el lugar de procedencia del material. Ese mismo vínculo con la materia prima y el lugar que ocupa en el momento de la talla de la pieza traza una conexión con el entorno y su modo de ver la realidad. En esa búsqueda constante, trata de estilizar las formas hasta conseguir expresar una idea arquetípica de belleza, distanciándose en unos algunos momentos, de esos elementos naturales en los que tanto se inspira, para otorgar una mayor carga poética a las formas.
Susana botana visto por lorena martínez de corral
Mente y manos
Lorena Martínez de Corral, comisaria Premio Internacional Joven Escultura. Catálogo Premio Internacional Joven Escultura. P. 9, Edizioni Studio Copernico Milano
«La mente y manos de Susana Botana funcionan en una misma y precisa dirección. Una factura impecable construye obras en las que la palabra objeto resulta verdaderamente impropia. Son la inefabilidad de una sensación hecha materia, forma, luz. En su contemplación el espectador siente un retorno a lo más profundo del ser olvidado.»